Cuando se apaga el último foco, abre el carromato donde despunta su frustrada vocación de chef.
Despacio, con parsimonia, deshilacha la pechuga del pavo. Han comenzado a llegar, y ella le pone la oreja a las cuitas mientras todos retiran su vianda:
Sopa para el tragasables, que está hastiado del regusto a metal.
Isla flotante para el trapecista, porque aún le pesa el atracón navideño.
Niños envueltos para los siameses que intentan, sin éxito, practicar el desapego.
Y entonces llega él, pura sonrisa y estrella en el ojo, a buscar la suya...
Más tarde, cuando haya cerrado el carromato, cepillará su pelo, trenzará su larguísima barba y le dará a probar en la boca, ya despintada por los besos, esa receta en la que tanto se ha esmerado: Torta Paradiso.
Despacio, con parsimonia, deshilacha la pechuga del pavo. Han comenzado a llegar, y ella le pone la oreja a las cuitas mientras todos retiran su vianda:
Sopa para el tragasables, que está hastiado del regusto a metal.
Isla flotante para el trapecista, porque aún le pesa el atracón navideño.
Niños envueltos para los siameses que intentan, sin éxito, practicar el desapego.
Y entonces llega él, pura sonrisa y estrella en el ojo, a buscar la suya...
Más tarde, cuando haya cerrado el carromato, cepillará su pelo, trenzará su larguísima barba y le dará a probar en la boca, ya despintada por los besos, esa receta en la que tanto se ha esmerado: Torta Paradiso.
©Mariángeles Abelli Bonardi
Enero 2018
Con este microrrelato, inspirado en la foto en blanco y negro de Thomas Hoepker, participo en el concurso de relatos cortos "Esta Noche Te Cuento".
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